El COVID-19 se ha propagado a todos los ámbitos de la vida humana y el campo capilar no ha sido ajeno. ¿Produce la caída del cabello? Desde que apareció se ha visto un incremento en las consultas relacionadas con efluvio telógeno agudo, una alteración caracterizada por la pérdida acelerada de cabello, en la que el estrés y la ansiedad son factores de riesgo.
Respecto a una posible relación directa entre la pérdida de cabello y el haber padecido coronavirus, no está confirmado que así sea. Lo claro es que se aumentó el número de pacientes que han padecido esta enfermedad y han sufrido una pérdida de cabello mayor que antes de estar infectados por el COVID-19.
Según un estudio publicado en Journal of the American Academy of Dermatology, existe una mayor incidencia de casos graves del virus en personas que sufren de alopecia androgenética. Esto podría deberse a que los andrógenos (hormonas masculinas) pueden potenciar la infección. Así que empezamos a conocer que existe relación entre la salud capilar y el COVID-19.
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El efluvio telógeno agudo es una alteración del ciclo de crecimiento del pelo que produce una caída del cabello muy llamativa durante un período de tiempo limitado en el tiempo y reversible. Es muy frecuente en mujeres jóvenes, pero también puede suceder en varones y a pacientes con edades mayores.
No es hereditario. Es más bien una de las formas que tiene nuestro organismo de reaccionar frente a un factor externo, como puede ser un estrés psíquico por la pérdida de un familiar, un duelo, una separación traumática o un divorcio, una mala situación laboral o familiar, etc. Entre las principales causas de esta patología están: infecciones, fiebre, gripe, cambios bruscos en la alimentación, postparto y, por supuesto, el estrés.
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Todavía es apresurado sacar conclusiones sobre la enfermedad. Es una patología nueva que va arrojando cierta información con el paso de los meses. Personas que tuvieron COVID-19, una vez lo superaron, siguieron presentando dificultades para respirar, sufrieron daños irreversibles en su capacidad pulmonar y vieron afectado el flujo de oxígeno en el organismo. Así que la oxigenación del cuero cabelludo disminuyó y eso empeora patologías preexistentes como la alopecia.
Sí está claro que muchas de las personas que han tenido la enfermedad se enfrentaron a situaciones importantes de estrés muy alto cuyos factores pueden causar un trastorno de estrés postraumático (TEPT), entre cuyos efectos está la pérdida de cabello. Así que según lo conocido hasta ahora, no tanto por razones biológicas y sí psicológicas, el COVID-19 genera caída del cabello.
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