La caída del cabello ha afectado en mayor medida a personas que han sufrido COVID-19. Los pacientes que lo han sufrido empiezan a notar que el pelo comienza a caer de forma llamativa al cabo de 4 semanas.
Son varios los efectos negativos en la salud humana que está dejando la pandemia como consecuencia del COVID-19. Y no solo sucede con las personas que se contagian con el virus. Dentro de ellos, uno de los más comunes es la caída del cabello, según se ha podido notar tras varios meses de convivencia con el coronavirus y múltiples casos en pacientes.
¿Por qué? Se debe al estrés acrecentado en estos días. Muchas personas dejaron de dormir bien o están más agobiadas, propiciando así la caída del cabello. A eso hay que agregarle el hecho de haber modificado hábitos y rutinas del día a día como en el trabajo, la alimentación y la práctica de deportes.
Estos factores principalmente hacen que exista una mayor síntesis de andrógenos en el organismo y se produzca una caída de cabello. Incluso también un adelgazamiento de los nuevos pelos que van surgiendo. Si la alopecia no cesa en pocas semanas, se debe acudir a una consulta para realizar un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento personalizado.
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Ya sea por la propia infección del COVID-19 o por el estrés asociado a las semanas de confinamiento y la incertidumbre por su evolución y sus consecuencias, la sombra del coronavirus está detrás de la mayoría de estos casos de caída de cabello. Entre dos y tres meses después del momento más álgido de la crisis, los efectos sobre el pelo de lo vivido empezaron a ser palpables.
Muchas de estas pérdidas masivas de cabello son consecuencia de lo sucedido en los últimos meses. En muchas ocasiones el pelo refleja lo que estamos viviendo. Y al igual que crece sano cuando disponemos de buenas reservas nutricionales, también sufre y se resiente ante infecciones o situaciones de mucho estrés.
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Son cuadros denominados efluvio telógeno agudo, que son típicos unos meses después de un cuadro de enfermedad severa, en este caso el coronavirus. Los pacientes que lo han pasado empiezan a notar al cabo de 4 a 8 semanas que el pelo comienza a caer de forma llamativa.
Se trata de un problema capilar que suele aparecer después de recibir un tratamiento, de sufrir un cambio hormonal (tras dar a luz, por ejemplo), después de un período de mucho estrés o al pasar por algún tipo de infección como la COVID-19.
Lo que ocurre es que cuando tenemos fiebre muy alta, el cabello deja de crecer de manera sincrónica y cae a la vez, de ahí que sea tan llamativo. Si esta caída masiva se prolonga en el tiempo y dura más de tres meses, lo recomendado es ir a consulta para descartar que esta dolencia no sea consecuencia de otra enfermedad.
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